The Economic Cost of the U.S. Strike on Iran: Oil, Dollar, and Markets

On the night of June 21 (Colombian time), the United States launched an airstrike against Iranian nuclear facilities in Isfahan. The offensive, aimed at preventing military advances and sending a deterrent message, comes amid rising tensions in the Middle East and at a delicate time for the global economy. Although markets were closed at the time of the attack, analysts anticipate potential reactions starting Monday, especially concerning the possible closure of the Strait of Hormuz, through which about one-fifth of the world’s oil passes. The focus is on oil prices, the evolution of the dollar, and investor behavior towards risk assets. “Any move that heightens tensions in the Middle East can impact oil, inflation, and central bank decisions,” explained Priya Misra, global rate strategist at JPMorgan Asset Management. The approval by Iran’s parliament to close the Strait of Hormuz has shaken the global energy market. The strait is a strategic route for nearly 20% of the world’s oil. Its blockade could trigger a new price crisis, pushing crude oil prices up to $100 per barrel. In times of global tension, the U.S. dollar tends to strengthen as a safe haven, increasing the cost of external debt for emerging countries and putting additional pressure on their currencies. Investors might favor safe assets like U.S. Treasury bonds or gold, diverting capital from more vulnerable economies. “Real rates in the U.S. are high, making the dollar more attractive compared to other currencies,” noted Seema Shah, strategist at Principal Asset Management. Beyond immediate impacts, the strike could create a more cautious environment among international investors, potentially slowing capital flows to certain regions. This could also delay decisions in sectors like energy, transportation, and logistics, where risk and insurance premiums might rise if the conflict escalates or prolongs. With a global economic slowdown, inflationary pressures in the U.S., and trade tensions between major powers (U.S. and China), a new front of uncertainty adds noise to projections. Some experts warn of the risk of “geopolitical stagflation”: a scenario where growth cools while prices remain high, a difficult combination for central banks to manage. Central banks are now on alert, with the Federal Reserve, the Bank of England, and the Bank of Japan maintaining stable rates this week. The new scenario could delay decisions on potential rate cuts. The possibility of more expensive oil and unexpected inflationary pressure would lead central bankers to act more cautiously. “A broader conflict could fuel inflation and prevent central banks from cutting rates this year,” warned Salman Ahmed, global head of macroeconomics at Fidelity International. The situation remains uncertain, depending on Iran’s response and whether the attack escalates into a larger confrontation. For now, the start of the week will test market resilience.

— News Original —
El costo económico del ataque de EE. UU. a Irán: petróleo, dólar y mercados
En la noche del sábado 21 de junio (hora colombiana), Estados Unidos lanzó un ataque aéreo contra instalaciones nucleares iraníes en Isfahan. La ofensiva, que según funcionarios citados por Bloomberg buscó impedir avances militares y enviar una señal disuasiva, llega tras meses de creciente tensión en Medio Oriente y en un momento delicado para la economía global. Aunque los mercados estaban cerrados al momento del ataque, los analistas ya anticipan posibles reacciones que podrían sentirse a partir del lunes, especialmente, con un posible cierre del Estrecho de Ormuz (por donde pasa una quinta parte del crudo que se produce en el mundo) como lo anunció el parlamento iraní este domingo. En el radar están el precio del petróleo, la evolución del dólar y el comportamiento de los inversionistas frente a activos de riesgo. “Todo lo que mueva las tensiones en Medio Oriente puede tener impacto en el petróleo, en la inflación y en las decisiones de los bancos centrales”, explicó a Bloomberg Priya Misra, estratega global de tasas en JPMorgan Asset Management. El domingo se conoció que el Parlamento iraní aprobó el cierre del Estrecho de Ormuz, en respuesta al ataque de Estados Unidos. Aunque la medida aún debe ser ratificada por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el anuncio sacudió los cimientos del mercado energético global. El Estrecho de Ormuz es una vía estratégica por donde transita cerca del 20 % del petróleo mundial. Su bloqueo podría desatar una nueva crisis de precios, presionando al alza el barril de crudo hasta los US$100, según estimaciones recogidas por Bloomberg. En momentos de tensión global, el dólar estadounidense tiende a fortalecerse como refugio de valor. Eso podría implicar un mayor costo del endeudamiento externo para países emergentes y una presión adicional sobre sus monedas. En ese sentido, los inversionistas podrían inclinarse por activos considerados seguros, como bonos del Tesoro de EE. UU. o el oro, desplazando capital de economías más vulnerables. “Las tasas reales en EE. UU. son altas, y eso hace más atractivo al dólar frente a otras monedas”, indicó a Bloomberg Seema Shah, estratega en Principal Asset Management. Más allá de su impacto inmediato, el ataque podría generar un entorno de mayor cautela entre inversionistas internacionales. Las empresas suelen postergar decisiones de expansión en medio de crisis geopolíticas, por lo que podría haber una desaceleración en flujos de capital hacia ciertas regiones. Esto también puede ralentizar decisiones en sectores como la industria energética, el transporte y la logística, donde el costo de las primas de riesgo y seguros podría subir si el conflicto escala o se prolonga. Con una desaceleración del crecimiento económico en Europa, presiones inflacionarias en Estados Unidos y tensiones comerciales entre las principales potencias (EE. UU. y China), un nuevo frente de incertidumbre añade ruido a las proyecciones. Algunos expertos ya advierten sobre el riesgo de una “estanflación geopolítica”: es decir, un escenario donde el crecimiento se enfría al tiempo que los precios se mantienen altos, una combinación difícil de manejar para los bancos centrales. Con la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón manteniendo sus tasas estables esta semana, el nuevo escenario podría retrasar decisiones sobre eventuales recortes. La posibilidad de un petróleo más caro y de una presión inflacionaria inesperada llevaría a los banqueros centrales a actuar con mayor prudencia. “Un conflicto más amplio podría alimentar la inflación e impedir que los bancos centrales reduzcan las tasas este año”, advirtió a Bloomberg Salman Ahmed, jefe global de macroeconomía de Fidelity International. Todo dependerá ahora de la respuesta de Irán y de si el ataque escala hacia una confrontación mayor. Hasta ahora, la información oficial ha sido limitada, pero los inversionistas estarán atentos a cualquier señal de represalia que pueda alterar los flujos comerciales o energéticos en la región. Por lo pronto, el inicio de la semana será una prueba para la resiliencia de los mercados.

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