US economy expected to remain resilient despite Trump’s economic policies

NEW YORK – Despite widespread pessimism following Donald Trump’s so-called “Liberation Day” on April 2, when he announced sweeping tariffs on both allies and adversaries, the U.S. economy is expected to remain robust in the short to medium term—not because of Trump’s policies, but in spite of them. Fears of a looming recession, unsustainable fiscal and current account deficits, and a weakening dollar have circulated widely. Yet, market discipline, the caution of economic advisors, and the Federal Reserve’s independence have tempered the most damaging aspects of the proposed agenda. n nTrump has repeatedly backtracked on his initial tariff threats, opting instead for negotiated trade deals. While his default stance may be to escalate—“Trump Always Lashes Out”—financial markets and bond vigilantes have pushed him toward compromise, adopting what some call “Trump Always Caves Out.” As a result, the most harmful policies have been moderated. n nAlthough the economy may face slower growth—what economists call a growth recession, rather than an outright contraction with two consecutive quarters of negative output—the underlying fundamentals remain strong. Technological innovation continues to drive productivity gains, particularly in sectors where the U.S. leads globally, including artificial intelligence and clean energy. These advancements are expected to boost the economy’s potential growth rate from 2% to as high as 4% by the end of the decade. n nEven if negative trade policies shave off 50 basis points from growth, the net effect of innovation could still yield a 150-basis-point gain. It is the dynamism of the private sector, not political decisions, that will determine long-term economic performance. n nHigher potential growth also improves the outlook for public and external debt sustainability. While the Congressional Budget Office projects rising debt-to-GDP ratios, this forecast assumes a stagnant potential growth rate of just 1.8%. If actual growth accelerates, debt burdens could stabilize or even decline over time, provided fiscal discipline is maintained. n nThe U.S. dollar’s role as the world’s primary reserve currency also remains secure. Despite elevated trade deficits, strong domestic investment fueled by technological booms and steady savings rates will sustain capital inflows—both portfolio investments and foreign direct investment. These structural inflows support dollar demand and may even strengthen its value over the medium term. n nIn sum, while Trump’s protectionist stance, immigration restrictions, and fiscal imbalances pose risks, the broader economic trajectory is being shaped by deeper, positive forces. The nation sits at the forefront of transformative technological breakthroughs that will expand aggregate supply, stimulate growth, and ease inflationary pressures. These gains are likely to outweigh the damage from ill-conceived policies. n nThat said, vigilance is necessary. If market checks weaken, the risks of stagflation—higher inflation combined with stagnant growth—could intensify. For now, however, financial markets are acting as a stabilizing force, curbing the most extreme impulses of the administration. n
— news from El Economista

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La economía estadounidense prosperará a pesar de la Trumponomía
NUEVA YORK – Desde el “Día de la Liberación” de Donald Trump, el 2 de abril, cuando anunció aranceles comerciales radicales tanto para aliados como para enemigos, la opinión general sobre las perspectivas de la economía estadounidense a corto y mediano plazo ha sido pesimista. El aumento de los aranceles provocará una recesión en Estados Unidos y el mundo; el excepcionalismo estadounidense ha terminado; los déficit fiscales y de cuenta corriente de Estados Unidos se volverán insostenibles; el estatus del dólar estadounidense como principal moneda de reserva mundial pronto terminará; y el dólar se debilitará drásticamente con el tiempo. n nSin duda, algunas de las políticas anunciadas por Trump justifican tal pesimismo. Es probable que los aranceles, el proteccionismo y las guerras comerciales resulten estanflacionarios (causando mayor inflación y menor crecimiento), al igual que las restricciones migratorias drásticas, las deportaciones masivas de trabajadores indocumentados, los grandes déficit fiscales sin financiación y los intentos de interferir con la independencia de la Reserva Federal de Estados Unidos. De igual manera, la economía estadounidense no se beneficiaría de un Acuerdo de Mar-a-Lago que debilite el dólar, un mayor deterioro del Estado de derecho tanto en el país como en el extranjero, ni de restricciones más estrictas al talento extranjero (científicos y estudiantes) que llega a Estados Unidos. n nNo obstante, he mantenido (desde el invierno pasado) que la economía estadounidense estará bien, no gracias a las políticas de Trump, sino a pesar de ellas . Para empezar, esperaba que prevaleciera una combinación de disciplina de mercado , la sensatez de los asesores de Trump y la independencia de la Reserva Federal, y eso es lo que ha sucedido. Trump se ha acobardado constantemente y ha buscado acuerdos comerciales, en lugar de seguir adelante con sus aranceles del Día de la Liberación. n nPuede que la estrategia predeterminada de Trump sea “TALO” (Trump Siempre Arremete), pero los vigilantes de los bonos y los mercados financieros lo han empujado a adoptar el modo TACO (Trump Siempre se Acobarda). A medida que sus políticas económicas más perjudiciales se moderen, la economía estadounidense seguirá sufriendo algunas dificultades, pero el escenario probable para finales de año es una recesión del crecimiento (es decir, un crecimiento inferior al potencial), no una recesión total (normalmente definida como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo). n nEn segundo lugar, dado que los efectos positivos de la tecnología siempre superarán los efectos negativos de los aranceles, la era del excepcionalismo económico estadounidense no ha terminado. Estados Unidos está por delante de todos, incluida China, en la mayoría de las innovaciones revolucionarias que definirán el futuro. En consecuencia, es probable que su crecimiento anual potencial aumente del 2% al 4% para finales de la década, antes de aumentar mucho más en la década de 2030. Supongamos que las nuevas tecnologías aumentan su crecimiento potencial en 200 puntos básicos, mientras que el comercio y otras políticas negativas lo reducen en 50 puntos básicos; Estados Unidos seguiría siendo excepcional. Es el singularmente dinámico sector privado estadounidense, no las políticas de Trump, lo que determinará las perspectivas de crecimiento futuro. n nEn tercer lugar, dado que el crecimiento potencial se acelera hacia el 4% con el tiempo, la deuda pública y externa de EU como porcentaje del PIB resultará sostenible, estabilizándose y luego disminuyendo con el tiempo (a menos que haya una imprudencia fiscal aún mayor). Si bien la Oficina de Presupuesto del Congreso proyecta un aumento de la relación deuda pública/PIB, esto se debe a que asume que el crecimiento potencial de EU alcanzará un máximo del 1.8 por ciento. n nEn cuarto lugar, mientras se mantenga el excepcionalismo económico estadounidense, es improbable que se erosione el “privilegio exorbitante” que otorga la primacía global del dólar. A pesar del aumento de los aranceles, los déficit externos de EU probablemente se mantendrán elevados, ya que la inversión como porcentaje del PIB aumentará gracias a un auge secular impulsado por la tecnología, mientras que la tasa de ahorro se mantiene relativamente estable. El consiguiente aumento del déficit por cuenta corriente se financiará con entradas de capital (tanto inversión de cartera como inversión extranjera directa). n nEn este contexto, es improbable que el papel del dólar como moneda de reserva global se vea significativamente cuestionado, incluso si se produce una modesta diversificación de los activos denominados en dólares. Asimismo, estas entradas estructurales limitarán los riesgos cambiarios a la baja e incluso podrían fortalecer el dólar a mediano plazo. n nEn resumen, es probable que Estados Unidos tenga un buen desempeño durante el resto de esta década, no gracias a Trump, sino a pesar de él. No cabe duda de que muchas de sus políticas son potencialmente estanflacionarias. Pero resulta que Estados Unidos está en el centro de algunas de las innovaciones tecnológicas más importantes de la historia de la humanidad. Estas generarán un gran shock positivo de oferta agregada que impulsará el crecimiento y reducirá la inflación con el tiempo. Este efecto debería ser mucho mayor que el daño que pueden inducir las políticas estanflacionarias. n nPor supuesto, no hay que ser complaciente con las políticas perjudiciales; su impacto negativo podría ser grave. Pero mientras los mercados y los vigilantes de los bonos hagan su trabajo, los peores impulsos de Trump se verán frenados. n nEl autor n nNouriel Roubini, asesor senior de Hudson Bay Capital Management LP y profesor emérito de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, es autor de Megathreats: Ten Dangerous Trends That Imperil Our Future, and How to Survive Them (Little, Brown and Company, 2022). n nCopyright: Project Syndicate,1995 – 2025

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