In Mexico, powerful drug cartels have operated for decades, causing thousands of deaths and establishing criminal networks that extend across multiple countries. These organizations are involved not only in drug trafficking but also in human smuggling, kidnappings, and extortion, embedding themselves deeply within both legal and political systems. n nOne of the most concerning aspects is how these cartels influence politics by financing candidates for public office in Mexico, Colombia, and Venezuela. Once elected, these officials often allow criminal operations to proceed unchecked. The children of former drug lords are now professionals—economists, logistics engineers, and business administrators—who operate behind legitimate corporate or even governmental fronts, enabling the cartels to expand their reach into the United States, Latin America, and parts of Europe. There are widespread perceptions that certain regional leaders, such as the governor of Sinaloa, provide protection to local cartels. When questioned about involvement in high-profile cases like the extradition of Ismael ‘Mayo’ Zambada—a figure pursued for nearly five decades—the response has often been dismissive, demanding evidence and labeling accusations as mere rumors. n nThe entrenchment of these criminal networks is so profound that government and national law enforcement agencies appear either unable or unwilling to confront them effectively. This stems from the immense financial power wielded by the cartels, which enables them to infiltrate institutions at all levels. However, there are signs that Mexico’s current leadership, under President Claudia Sheinbaum Pardo, is attempting to break from the past. Unlike her predecessor, Andrés Manuel López Obrador, whose policies some argue facilitated the rise of violent criminal groups, Sheinbaum appears focused on equipping state institutions with tools to rebalance security operations, including reducing reliance on military forces. n nGiven that the United States remains the world’s largest consumer of illegal drugs, completely halting drug flows is unrealistic. The sheer scale of domestic demand means that abruptly cutting off supply would lead to widespread social unrest, potentially escalating violence across urban and suburban areas. Instead of relying solely on interdiction, the U.S. must prioritize prevention and rehabilitation. Expanding access to psychologists, medical professionals, and public health programs is essential to help individuals overcome addiction. Strengthening education and launching impactful outreach initiatives in schools and homes—where substance abuse often begins—could reduce future dependency. While the speaker opposes full legalization, they acknowledge that governments may eventually be forced to consider regulated drug use, as seen in other nations, which could shrink black markets over time. n nMexican cartels have evolved into highly professionalized transnational enterprises, establishing operations in Eastern Europe, Arab countries, and African nations. They use legitimate businesses—ranging from shipping containers and mobile phone distributors to tomato sauce exporters—as fronts for illicit activities. Mexico has effectively become the world’s leading drug transporter, leveraging sophisticated logistics and global connections. n nIntelligence reports indicate direct links between Mexican cartels and Venezuela’s Tren de Aragua, as well as the so-called “Cartel of the Suns.” Training camps in Mexico are believed to provide instruction in guerrilla warfare and weapons handling to members of Venezuelan and Colombian criminal organizations. This collaboration underscores the growing integration of regional crime syndicates. n nIn Colombia, powerful groups like the Gulf Clan and the Norte del Valle Cartel continue to operate with limited resistance from authorities. Questions remain about President Gustavo Petro’s past involvement with the M-19 guerrilla movement, which complicates perceptions of his administration’s stance on organized crime. n nRegarding Cuba, while there is documented evidence of financial ties through programs such as the exchange of medical personnel for public funds, official Mexican discourse rarely addresses potential links to drug trafficking. In contrast, connections with Venezuela and Colombia are more openly acknowledged by intelligence agencies. n
— News Original —n”Poder económico compra voluntades y los narcos tienen infiltrados donde quiera”n”En México, desde hace décadas, hay carteles de la droga que han generado miles de muertes y cuentan con redes que se expanden por varios países, además de células criminales dedicadas a otros delitos como el tráfico de personas, los secuestros y la extorsión. n n- ¿Cómo funcionan estos grupos en México? n nLos grupos de narcotraficantes en nuestro país, como en Colombia, como en Venezuela, ponen y pagan candidatos a competir por puestos públicos y una vez que llegan al poder les permiten hacer sus negocios libremente. Los hijos de los primeros capos hoy en día son profesionales, son economistas, son ingenieros en logística, son administradores de empresas. Estos hombres ejercen sus funciones como profesionales detrás de una fachada empresarial o inclusive gubernamental para poder realizar sus operaciones y llevar sus tentáculos a Estados Unidos, Latinoamérica e incluso Europa. En México existe la percepción de que el gobernador de Sinaloa le cuida las espaldas al Cártel de Sinaloa. Cuando la prensa le pregunta si estuvo involucrado en la extradición de Ismael Mayo Zambada a Estados Unidos, que fue el capo que buscaron por 50 años, responde, luego de que el propio Zambada lo ha involucrado, que lo prueben. Que, si no hay pruebas, son chismes. n n-El arraigo de estos grupos en México es tal que el Gobierno y la Policía nacional muy poco puede o quiere hacer. ¿Por qué? n nEl poder económico compra voluntades. Los grupos tienen infiltrados donde quiera. Pero ahora veo un intento claro de la presidenta de México [Claudia Sheinbaum Pardo] de romper con el pasado de la presidencia, cuando Andrés Manuel López Obrador agilizó con sus políticas el auge de grupos de violencia y narcotráfico en nuestro país. La presidenta ha tratado de dotar herramientas que equilibren un poco la operación, que lo equilibren contra los militares incluso. n n- Sabemos que mientras exista un mercado factible en Estados Unidos, el flujo de drogas continuará. ¿Se puede parar por completo la entrada de estupefacientes? n nEstados Unidos es el mayor consumidor de drogas en el mundo. Parar por completo la entrada de drogas no es factible. Es tal el consumo y es tal el número de consumidores de este país que no puedes quitar de golpe toda la importación. Si se deja un día sin consumo a todos los consumidores de Estados Unidos, este país se dispararía y los tiroteos no serían solamente en una o dos escuelas, sino en cada calle de este país. n n- ¿Qué más puede hacer Estados Unidos? n nEducar, educar aún más para bajar el consumo. Mejorar los programas para sanear los drogadictos. No hay suficientes psicólogos, no hay suficientes fisiólogos, no hay suficientes programas públicos que ayuden a un consumidor a quitarse esa enfermedad, ese vicio. Hay que fortalecer las políticas públicas de salud, crear programas de alto impacto que ayuden realmente desde las escuelas y desde los hogares, que es donde empiezan estas adicciones, con los chicos, con los jóvenes que podrían ser los consumidores del mañana. No estoy de acuerdo con la legalización de ninguna droga, pero a la larga los gobiernos van a tener que empezar a ceder y legalizar el uso de drogas. En la medida que se haga la legalización, el mercado negro tenderá a hacerse más pequeño, como ha sucedido allí donde está legalizada. n n-Cómo se expande la red de estas células criminales a otros países. n nLos grupos mexicanos crecieron a tal grado y a tal nivel de profesionalización y de logística que hoy están en Europa del Este, en los países árabes, en los países de África. Lo han hecho a través de empresas y pueden ser empresas desde contenedores y teléfonos celulares hasta exportadores de salsas de tomate. México es hoy, estoy seguro, el mayor transportador de drogas en todo el mundo. n n-Hay otros grupos, como el Cártel de los Soles en Venezuela, que incluso involucra, según informes de Inteligencia, al gobernante Nicolás Maduro. n nBuena parte de la izquierda latinoamericana se ha fundamentado en el apoyo de los grupos de narcotraficantes. Lo hizo en Colombia, lo hizo en Bolivia, lo ha hecho en Venezuela. Cuba no es la excepción, México tampoco. Los narcotraficantes han patrocinado a estos grupos de izquierda para extender su dominio. Es una fuente de ingresos relativamente fácil. Y es un dinero que no es contable. Es muy fácil lavar el dinero en las campañas políticas, así que hay mucho dinero sucio en ellas. n n- ¿Hay relación entre los cárteles de México y el venezolano? n nAgencias de inteligencia y de seguridad, tanto de México como de Estados Unidos, han declarado, con base en las declaraciones de narcotraficantes, que hay relación directa con el Cártel de los Soles en Venezuela. Inclusive capacitan en México a muchos de Venezuela, a la organización criminal venezolana Tren de Aragua. También de Colombia. Sabemos que hay campos de preparación, de enseñanza para manejo de armas para guerra de guerrillas. n n-En Colombia hay grandes grupos de narcotráfico, como el Clan del Golfo y el Cartel del Norte del Valle, que parecen encontrar poca resistencia de las autoridades del país. n nNo podemos soslayar el pasado de [el presidente de Colombia] Gustavo Petro. Sabemos a qué se dedicaba y quién era (militó en la guerrilla urbana Movimiento 19 de abril, mejor conocida como M-19, bajo el alias de Aureliano). Creo que eso no se olvida fácilmente, poner bombas, matar gente. No veo cómo se haya podido salir de ese camino. n n-Y Cuba, ¿Qué sabe de la relación de Cuba con los cárteles de la región? n nHay información de cómo México financia dinero público pagando médicos cubanos, pero la relación de México con Cuba en temas de narcotráfico no se menciona en las agendas de las autoridades de México. Seguramente sucede, pero en México no se tiene documentado nada en ese sentido. Como sí se tiene documentado con Venezuela, Colombia y otros países.”,”publisher”:”Diario Las Américas”}