Following a week characterized by significant fluctuations in interest rates and the strengthening of the US dollar, largely due to the unsuccessful attempt to reduce remunerated debt with banks, the Argentine government is set to confront another challenge in the foreign exchange market starting Tuesday. This comes as the agricultural export sector completes its June program offering dollars with reduced withholding taxes.
According to economist Amilcar Collante, over $3.000 million was liquidated in July, suggesting that daily volumes might decrease from an average of $200 million to $100 million. “With the reduced withholding program ending Tuesday, we’ll see whether the exchange rate has already factored in this lower flow or if further adjustments are likely,” explained economist Federico Machado.
The wholesale dollar closed the week at 1.283 pesos, representing an 11% increase over the past 30 days, while the retail rate has reached 1.300 pesos. A key question remains whether the Treasury will continue purchasing dollars in the market. Following the main harvest, $900 million has been added, bringing reserves to $3.000 million below the International Monetary Fund’s target for September 30.
Despite demands from the Mesa de Enlace agricultural coalition, Javier Milei indicated last week that there is no room to reduce withholding taxes. “Without agricultural sales, and with potential pre-election private demand, if the Public Sector maintains its demand – prioritizing medium-term over short-term considerations – currency pressures could intensify, even in this environment of higher interest rates,” estimated Bapro.
The recent acceleration in dollar appreciation resulted from peso inflation caused by setbacks in Luis Caputo’s team’s strategy to abandon LEFIs, the instruments banks used to manage liquidity while earning daily interest rates. This led to injecting 10 trillion pesos into the market, collapsing rates and increasing pressure on the dollar.
To stabilize the financial front, the government implemented several measures: 1) reintroducing one-day remunerated liabilities (pases) at a 36% annual nominal rate to absorb pesos and make peso loans more expensive, 2) selling short-term bonds (Lecap) to raise rates (and lower prices), 3) selling dollar futures to reduce expected depreciation, and 4) increasing reserve requirements.
According to Empiria, “these four maneuvers successfully stabilized the exchange rate and reduced depreciation risks.” The final move was Wednesday’s unscheduled auction (outside the regular calendar), which absorbed nearly 5 trillion pesos. However, this came at a cost: the Treasury had to pay an average weighted annual effective rate of 45.13%, up from 33.63%, in exchange for extending debt maturity from 1 to 40 days.
The Central Bank president justified exiting LEFIs on Friday, explaining there was a “misconduct” where banks received automatic daily compensation, which he described as a “subsidy.” “This transition wasn’t as smooth as we hoped regarding interest rates and the exchange rate, but we reached our intended destination,” said Santiago Bausili.
The official acknowledged he would have preferred an earlier transition, but as Clarín revealed, there was significant resistance from banks. “People fear structural changes; every time there’s a major move, there’s a small cost, some volatility, as we saw this week, but the cost-benefit ratio is highly positive because it strengthens macroeconomic balance,” he maintained.
According to LCG, the government continues prioritizing disinflation until elections with a stable exchange rate and high rates supporting carry trade. However, this approach carries costs (slower economic activity due to elevated real rates), and tensions with banks might persist: in 15 days, a Lecap instrument that recently absorbed 1.5 trillion pesos will mature, with some institutions fearing renewed instability.
Over the next 45 days, more than 40 trillion pesos in debt will mature – including these new instruments (5% of GDP) – and by October’s elections, payments totaling over 70 trillion pesos are due, according to Bapro. “In the short term, we’ll need to observe the Treasury’s, BCRA’s, and banks’ actions, as 91% of the 4.7 trillion pesos placed on Wednesday matures in July, August, and September. Will remunerated liabilities be offered again?” questioned Invecq.
— News Original —
En medio de tensiones con el campo y los bancos, el equipo económico enfrenta otro test con el dólar
Después de una semana marcada por los movimientos bruscos de las tasas y la suba del dólar, en gran medida por el fallido desarme de la deuda remunerada con los bancos que impulsó el equipo económico, el Gobierno enfrentará un nuevo desafío desde este martes en el mercado cambiario a partir de la finalización de la oferta de dólares liquidados con baja de retenciones por parte del complejo agroexportador en junio.
Según el economista Amilcar Collante, en julio se liquidaron más de US$ 3.000 millones, por lo que es probable que el volumen baje desde un promedio diario de US$ 200 millones a US$ 100 millones. “Desde este martes termina la liquidación de dólares con menores retenciones, veremos si el tipo de cambio ya internalizó este menor flujo o le queda recorridoo”, dijo el economista Federico Machado.
El dólar mayorista cerró la semana en $ 1.283 y acumula una suba de 11% en los últimos 30 días, mientras la cotización minorista ya se encuentra en $ 1.300. El gran interrogante es si el Tesoro seguirá comprando dólares en el mercado. Sobre el final de la cosecha gruesa, sumó US$ 900 millones, por lo que ahora se ubica a US$ 3.000 millones del objetivo de reservas acordado con el FMI para el 30 de septiembre.
Pese a los reclamos de la Mesa de Enlace, Javier Milei le anticipó la semana pasada que no hay margen para bajar las retenciones. “Sin las ventas del agro, y si se sumara la demanda de privados pre-electoral, si el Sector Público mantiene su demanda -que prioriza al mediano por sobre el corto plazo, vale decirlo-, las presiones cambiarias podrían acelerarse, incluso en este escenario de mayores tasas de interés”, estimó el Bapro.
La aceleración del dólar de los últimos días estuvo motivada por la inundación de pesos que provocó el traspié del equipo de Luis Caputo en su estrategia para abandonar las LEFIs, las letras que usaban los bancos para manejar su liquidez obteniendo una tasa de interés diaria. El resultado fue la inyección de $ 10 billones en el mercado, el hundimiento de las tasas y una mayor presión sobre el dólar.
Para tratar de estabilizar el frente financiero, el Gobierno dispuso una batería de medidas: 1) volvió a reflotar pasivos remunerados a 1 día (pases) a una tasa del 36% nominal anual para absorber pesos y encarecer los préstamos en pesos, 2) vendió letras de corto plazo (Lecap) para que suba la tasa (y caiga el precio), 3) vendió futuros de dólar para reducir la devaluación esperada, y 4) subió los encajes.
Según Empiria, “esas cuatro maniobras lograron estabilizar la cotización y reducir el riesgo de depreciación”. El golpe final fue la licitación del miércoles pasado (fuera del calendario) en la que absorbió casi $ 5 billones. Pero no fue gratuito: el Tesoro tuvo que pagar una tasa efectiva anual promedio ponderada de 45,13%, cuando antes remuneraba al 33,63%, a cambio de extender el plazo de la deuda 1 a 40 días.
El presidente del Banco Central justificó la salida de las LEFIs el viernes al explicar que había una “malcrianza” por la cual los bancos eran remunerados todos los días en forma automática, lo que calificó como un “subsidio”. “Esa transición por lo que son estos volúmenes no fue tan suave en términos de la tasa de interés y el tipo de cambio, pero llegamos al puerto que buscábamos”, dijo Santiago Bausili en Carajo.
El funcionario reconoció que le hubiera gustado hacer la transición antes, pero tal como reveló Clarín hubo una fuerte pelea con los bancos. “A la gente le generan miedo los cambios estructurales, cada vez que hay movidas grandes hay un pequeño costo, un poquito de volatilidad, lo vimos esta semana, pero el costo beneficio es super positivo porque fortalecés el equilibrio macro”, sostuvo.
Para LCG, el gobierno sigue priorizando la desinflación hasta las elecciones con un tipo de cambio estable y tasas altas que sostengan el carry trade. El problema es el costo (una actividad más planchada por tasas reales elevadas) y que los tironeos con los bancos podrían continuar: en 15 días vence la Lecap que la semana pasada absorbió $ 1,5 billones y en algunas entidades creen que podría volver el “despelote”.
En el próximo mes y medio, vencen más de $ 40 billones -sumando estos nuevos títulos- (5% del PBI) y hasta las elecciones de octubre, hay pagos por más de $ 70 billones, según el Bapro. “En el corto plazo, habrá que ver qué hace el Tesoro, el BCRA y los propios bancos, ya que el 91% de los $ 4,7 billones colocados el miércoles vencen en julio, agosto y septiembre. ¿Volverán a ofrecerse pases pasivos?”, apuntó Invecq.