Germany’s economy has been in a prolonged period of stagnation, with minimal growth projected for 2025. Meanwhile, the informal economy is experiencing significant expansion, raising questions about the factors contributing to its rapid growth of over 11 percent within a single year.
In 2024, the shadow economy reached a value of EUR 482 billion, surpassing even the federal budget and marking the highest level in nearly a decade. Forecasts from economist Friedrich Schneider of Linz University predict an increase to EUR 511 billion in 2025, representing a 6.1 percent rise. Schneider, who has studied this phenomenon for over 40 years, prefers the term ‘shadow economy’ over ‘black market labor.’ He describes it as legal activities such as car repairs or cleaning conducted outside state oversight, without paying taxes or social contributions. However, these activities often disregard legal standards such as minimum wage requirements and working hour limits.
In terms of gross domestic product (GDP), Germany’s shadow economy accounts for between 11 and 12 percent, placing it in the middle range among industrialized nations. Romania’s informal economy reaches 30 percent of GDP, while Greece’s hovers around 22 percent. Schneider calculates these figures by comparing the amount of cash in circulation with official economic output.
One key factor behind the growth of informal labor is the widespread perception among citizens that they pay excessive taxes and fees. Schneider notes that many Germans feel the state offers poor services in return for high taxation, citing issues such as unreliable train services and deteriorating infrastructure that cause traffic congestion and delays. This perception reduces citizens’ willingness to comply with tax obligations.
Schneider is not surprised by the prevalence of informal work, describing it as a ‘tax rebellion by ordinary citizens’ rather than large-scale tax evasion. He gives examples such as private tutoring outside formal payroll systems or a tiler performing bathroom renovations without issuing an invoice. He emphasizes that citizens accept high taxation when the state provides high-quality services in return. However, in Germany, the tax burden is particularly heavy on labor, and the quality of public services often falls short of expectations.
The shadow economy expands during periods of high unemployment, reduced work orders, or lost overtime. Individuals facing income reductions in formal employment often turn to informal work to maintain their standard of living, a trend Schneider has observed for over four decades. He notes that when the formal economy struggles, the informal economy thrives.
The debate surrounding Germany’s citizen subsidy (Bürgergeld) has intensified, with critics arguing that generous social benefits encourage informal employment. Since the Bürgergeld increased by more than 12 percent on January 1, 2024, estimates suggest that between 88,000 and 100,000 individuals have left low-paying jobs, particularly in sectors facing labor shortages.
Labor Minister Bärbel Bas, representing the Social Democratic Party, has acknowledged that state benefits also attract criminal networks. In an interview with Stern magazine, she referred to ‘mafia-like structures’ involved in social fraud, describing networks that bring foreign nationals to Germany for illegal employment while simultaneously registering them to receive Bürgergeld.
Markus Karbaum, a labor consultant in the Berlin region, has encountered numerous cases of combined formal employment, informal work, and subsidy receipt. He describes this combination as a ‘private hybrid wage model.’ To combat such fraud, Karbaum advocates for increased data sharing between government agencies. This approach is supported by the current government coalition of conservatives and social democrats, including proposals for information exchange between employment offices and customs authorities responsible for combating illegal labor.
Despite these measures, Schneider remains convinced that economic growth is the decisive factor in reducing the shadow economy. He emphasizes that during periods of economic expansion, informal economic activity naturally declines.
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La coyuntura económica impulsa el trabajo ilegal en Alemania – DW – 22
La economía alemana lleva años en retroceso . En 2025, también se espera un crecimiento mínimo. En cambio, la economía sumergida está en auge. ¿Qué explica que la proporción de esta actividad paralela haya crecido más de un 11 por ciento en solo un año?
En 2024, el volumen de la economía sumergida alcanzó los 482 000 millones de euros, incluso por encima del presupuesto federal, el valor más alto en casi una década. Para 2025, la previsión del economista Friedrich Schneider, de la Universidad de Linz, es aún mayor: 511 000 millones de euros, lo que supondría otro aumento del 6,1 por ciento.
Schneider lleva más de 40 años estudiando este fenómeno. En lugar de “trabajo en negro”, prefiere hablar de economía sumergida: “Son actividades que, en sí mismas, son legales, como reparar un coche o limpiar, pero se realizan al margen del Estado, sin pagar impuestos ni cotizaciones sociales”, explica Schneider en entrevista con DW. Pero en ellas se ignoran normas legales como el salario mínimo o los límites de la jornada laboral.
En relación al producto interno bruto (PIB), Alemania se sitúa con un nivel de economía sumergida entre el 11 y el 12 por ciento, dato que coloca al país en la media entre los países industrializados. Rumania alcanza un 30 por ciento y Grecia ronda el 22 por ciento del PIB.
Para calcular estas cifras, el investigador se basa principalmente en la comparación entre la cantidad de dinero en circulación con el rendimiento económico oficial.
Moral fiscal en declive
¿Cuáles son los factores clave detrás del aumento del trabajo en negro y la economía sumergida? Uno de ellos, subraya Schneider, es la sensación generalizada entre los ciudadanos de que pagan demasiados impuestos y tasas.
“En Alemania percibimos claramente que los trenes no funcionan bien, muchos puentes en autopistas están deteriorados y requieren reparaciones, lo que causa atascos y largas esperas. Si el ciudadano siente que el Estado le ofrece un mal servicio a cambio de lo que paga, su disposición a cumplir con las obligaciones fiscales disminuye.”
Schneider no se sorprende de que muchas personas trabajen en negro. Para él, se trata de una “rebelión fiscal del ciudadano de a pie”, pero sin tratarse de una evasión fiscal a gran escala. “Para el profesor, son las clases particulares que da fuera de nómina. Para el alicatador, es el baño que embaldosa sin emitir factura”.
Si la carga fiscal es alta, pero el Estado ofrece servicios de gran calidad, los ciudadanos la aceptan, sostiene Schneider. “Pero en Alemania tenemos una carga fiscal muy alta, especialmente sobre el trabajo, y lo que el Estado ofrece a cambio resulta en muchos aspectos muy insatisfactorio.”
“La rebelión fiscal del ciudadano de a pie”
Cuando sube el desempleo, bajan los encargos o se eliminan las horas extras, es cuando más crece la economía sumergida. Quienes se ven afectados, piensan: “Ahora gano menos en mi empleo formal, pero quiero permitirme unas vacaciones u otros gastos”. Y la forma más sencilla de compensar la pérdida es trabajar en negro, explica Schneider. “Y eso lo vengo observando desde hace más de 40 años: cuando la economía va mal, la economía sumergida prospera.”
En Alemania, el subsidio ciudadano o Bürgergeld es objeto de intenso debate. Los críticos sostienen que las generosas ayudas sociales favorecen el trabajo en negro. Desde que el Bürgergeld se incrementó en más de un 12 por ciento el 1 de enero de 2024, según Schneider, “unas 88.000 a 100.000 personas han abandonado sus empleos de baja remuneración, precisamente en sectores donde se buscan trabajadores desesperadamente.”
La ministra de Trabajo, la socialdemócrata Bärbel Bas, ha admitido que las ayudas estatales también atraen a las redes criminales. En una entrevista con la revista Stern, aludió a “estructuras mafiosas” en el fraude social, refiriéndose a redes de explotación en las que personas extranjeras son traídas a Alemania por delincuentes, empleadas en negro y al mismo tiempo registradas para recibir Bürgergeld.
“Modelo privado de salario combinado”
Markus Karbaum conoce bien esta combinación de trabajo en negro y fraude social. Como asesor laboral en la región de Berlín, ha trabajado con numerosos beneficiarios del Bürgergeld. Describe la mezcla de empleo legal, trabajo en negro y subsidio como un “modelo privado de salario combinado”.
Para luchar contra este tipo de fraude, es necesario un mayor cruce de datos, reclama Karbaum. Esto también lo contempla la actual coalición de Gobierno, formada por conservadores y socialdemócratas, por ejemplo, con intercambios entre las oficinas de empleo y la aduana, que es la autoridad encargada de perseguir el trabajo ilegal. A esta propuesta se suma también Friedrich Schneider.
Sin embargo, tras cuatro décadas de estudio, Schneider tiene claro que el factor decisivo es otro: “Cuando estamos en una fase de auge económico, también disminuye la economía sumergida.”
(gg/ms)