Mexico’s Economy Struggles Amid External and Internal Pressures

Mexico’s economic trajectory faces mounting challenges due to a mix of domestic uncertainties and external pressures, casting doubt on growth forecasts for 2025 and 2026. While official projections from the Ministry of Finance estimate a 1.2 percent expansion this year, private sector estimates are significantly lower, some even below 0.5 percent, with little improvement expected next year. n nPresident Sheinbaum’s administration has traditionally offered optimistic outlooks to bolster confidence and investment, but current conditions suggest a more fragile reality. Domestically, questions remain about the operational efficiency of the new judiciary and the implications of a congress dominated by a single party, which could accelerate legal changes with uncertain economic consequences. n nExternally, Mexico is vulnerable to shifts in U.S. trade policy. Secretary of State Marco Rubio recently stated that Mexico maintains 50 tariff and non-tariff barriers that must be reviewed and potentially eliminated. The U.S. aims not only to increase its exports to Mexico but also to reduce Mexican exports, effectively tightening commercial pressure to shrink its trade deficit—though for Mexico, this surplus is a vital component of its economic model. n nThis surplus helps finance a substantial deficit with China, enabling access to essential industrial inputs and consumer goods. Disruptions to this dynamic could have serious repercussions. n nRecent data from INEGI reveals troubling trends beneath aggregate growth figures. Between June 2024 and June 2025, total private consumption rose only 1.1 percent. However, domestic goods consumption fell by 0.7 percent, while imports surged by 4.4 percent. This pattern reflects a longer-term trend: from January 2019 to February 2024, domestic goods consumption grew just 1.9 percent, compared to a 48 percent rise in imported goods. n nWhile increased access to foreign products has lifted 13.4 million Mexicans out of poverty and 1.7 million out of extreme poverty, this progress has come at a steep cost. Domestic manufacturing has suffered significantly—clothing and footwear production dropped over 15 percent from 2023 to 2024, and furniture output declined by 12 percent. Other sectors serving local demand have also contracted. n nThe resulting wave of business closures and loss of formal jobs, coupled with persistent labor poverty and record-high informality, raises sustainability concerns. The government has begun responding, with Sheinbaum indicating potential tariffs on countries without trade agreements, including China, to protect local industry. n nFor decades, Mexico prioritized exports—often through assembly-based manufacturing—while becoming increasingly dependent on imports for basic goods like food, clothing, and footwear. The strong peso once made imports cheaper, but at the expense of domestic production. n nNow, the economy faces crossfire: U.S. officials demand greater market access, while Commerce Secretary Howard Lutnik echoes Trump-era rhetoric, urging that export manufacturing relocate to North America. The upcoming renegotiation of the USMCA could severely impact Mexico’s export-oriented sectors. n nTo regain control, policymakers must prioritize domestic production. A key step would be channeling social transfer programs through networks like the president’s announced “wellness stores” and Diconsa outlets, ensuring purchases support local, regional, and national producers. This shift could lay the foundation for a more self-reliant and resilient economy. n
— news from La Silla Rota

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México, una economía que trastabilla
Una de las tareas recurrentes de los economistas públicos, privados e independientes, es prever la evolución de la economía. Un cálculo que no es fácil porque más que ciencia exacta tiende a ser arte y muchos no le atinan. La sencilla cifra en la que usualmente se concreta toda la expectativa es importante porque sobre ese dato el sector público calcula el monto futuro de sus ingresos y por tanto sus previsiones de gasto, o porque incide en las decisiones del sector privado sobre la conveniencia de invertir o no. n nEste lunes el poder ejecutivo entregará, en el paquete económico y presupuestal del 2026 su cálculo del crecimiento económico esperado para el año en curso y el siguiente. De acuerdo a lo adelantado por la presidenta Sheinbaum la previsión oficial, usualmente sesgada hacia el optimismo con la intención de fortalecer la confianza y alentar la inversión. n nSin embargo el país se encuentra en un momento de particular incertidumbre tanto por factores internos como externos. En lo interno no se sabe bien a bien cuál será la eficiencia operativa y las posibles orientaciones del nuevo poder judicial, porque toda ley tiene cierto margen de interpretación; la unipolaridad del congreso en torno a un partido y sus aliados, en ausencia de un balance equilibrado de fuerzas también hace pensar en posibles cambios en el marco legal más acelerados que en el pasado. n nEn lo externo estamos expuestos a un cambio en la política comercial instrumentado por el nuevo gobierno de los Estados Unidos que no ofrece mucha certidumbre. Por lo contrario, la visita en la semana de su secretario de estado, Marco Rubio, vino a decirnos que México tiene 50 barreras arancelarias y no arancelarias que deben, según ello, ser revisadas con intención de eliminarlas. No solo quiere que México se abra a mayores importaciones de los Estados Unidos sino que le venda menos; es decir instrumentar dos tenazas que reduzcan su déficit comercial. n nLo que para ellos es déficit para México es un importante superávit, de hecho prácticamente el único que tenemos con algún país, que es parte esencial del actual modelo económico; con el ingreso que implica ese superávit es que se financia el fuerte déficit que tenemos con China y que permite abastecernos de insumos industriales estratégicos y de bienes de consumo. n nLas incertidumbres se suman y las actuales previsiones sobre el crecimiento de la economía en este 2025 van desde cifras inferiores a menos de medio punto porcentual provenientes del sector privado, de 0.6 por ciento según Banxico y suben a alrededor del 1.2 por ciento de acuerdo a la Secretaría de Hacienda. Para 2026 las previsiones no son mucho mejores. Es decir que lo que se plantea es básicamente la continuidad de los siete años anteriores de crecimiento mediocre. n nUna mirada más cercana a las características del crecimiento induce mucha mayor preocupación que las cifras de orden general. n nDe acuerdo con los últimos datos reportados por el INEGI entre junio de 2024 y junio de 2025, el consumo privado total creció en un modesto 1.1 por ciento; pero si nos enfocamos en el consumo privado de bienes nacionales, resulta que este disminuyó en 0.7 por ciento; en contraste hubo un incremento del consumo de bienes importados de 4.4 por ciento. n nNo es algo novedoso, sino la continuidad de una tendencia. Según Banxico, en los cinco años que van de enero de 2019 a febrero de 2024 el consumo privado de bienes nacionales creció en un ridículo 1.9 por ciento y el de bienes importados en 48 por ciento. Son años de una importante elevación del bienestar de la población; 13.4 millones de mexicanos salieron de la pobreza y 1.7 millones de la pobreza extrema. ¡Excelente! Lo aplaudo. n nSin embargo, ese mayor bienestar se asocia fuertemente al mayor consumo de bienes importados con un alto costo para las empresas nacionales orientadas al mercado interno. De 2023 a 2024 la manufactura nacional de prendas de vestir y de calzado, ambas redujeron su producción en más del 15 por ciento; la producción de muebles cayó en 12 por ciento; otros sectores de producción para el consumo mayoritario tuvieron también comportamientos negativos. n nLa elevación del bienestar acompañada de la quiebra de multitud de empresas, la pérdida de cientos de miles de empleos formales, con una pobreza laboral que no cede y una informalidad que llega a sus máximos históricos, es insostenible. Una luna de miel próxima a agotarse. n nEl gobierno ya da señales de preocupación y toma algunas medidas para limitar las importaciones más dañinas para la industria nacional. En la semana la presidenta Sheinbaum declaró que se analiza imponer aranceles a países con los que no se tiene acuerdo comercial entre ellos China. n nDurante décadas México sacrificó el crecimiento de la producción para el mercado interno y se volvió importador hasta de lo más básico: alimentos, vestido y calzado. Se celebró la fortaleza del peso que abarataba esas importaciones en detrimento de la producción interna. n nA cambio de ello se privilegió y presumió el crecimiento de las exportaciones, en buena medida basadas en una industria de mero ensamble. n nAhora la economía nacional se encuentra bajo fuego cruzado. Se deteriora la producción para el consumo interno: desde el exterior se exige una mayor apertura a las importaciones de los Estados Unidos; a eso vino su secretario de estado, Marco Rubio. Y para acabarla…El secretario de comercio Howard Lutnik declara, siguiendo a Trump, que la manufactura de exportación de México debe reubicarse en territorio norteamericano. La próxima renegociación del TMEC podría darle un duro golpe al sector globalizado de la economía mexicana. n nEl futuro del sector exportador estará sujeto a negociación y dependerá de decisiones e imposiciones externas. Debemos en cambio hacer un máximo esfuerzo para controlar conducir el rumbo de la producción para el mercado interno, para nosotros mismos. n nLa luna de miel del consumo popular importado debe llegar a su fin y ser sustituida por la decisión dura y la difícil instrumentación de que el bienestar del pueblo de México debe estar sustentado en el fortalecimiento de su producción. El primer paso en ese sentido es diseñar e instrumentar, gradualmente pero con decisión, una estrategia en la que la demanda generada por las transferencias sociales se ejerza en las tiendas del bienestar anunciadas por la presidenta Sheinbaum, más las tiendas Diconsa. Un sistema de distribución que debe multiplicarse exponencialmente con una clara orientación a hacer compras locales, regionales y nacionales a los productores orientados al mercado interno. n nJorge Faljo

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