Silver Economy: Key Drivers of Central America’s Economic Future

By Claudia Contreras – Estrategia & Negocios

By 2035, Costa Rica will have 1.24 million people over the age of 60, and El Salvador will have nearly a million inhabitants over six decades old. Chile is currently the most aged country in Latin America, and by 2050, 31.6% of its population will be over 60. We are living longer and healthier lives. According to McKinsey Global Institute, upcoming demographic waves will impact not only GDP growth but also labor markets, pension systems, wealth transfer, and consumption patterns.

“Costa Rica and El Salvador lead relative aging, with increases of 33% and 52% respectively in their population aged 60 between 2025 and 2035,” analyzed Jaime García, Director for Latin America of the Social Progress Index. Between 1997 and 2023, productivity was the main driver of growth behind Panama’s GDP per capita, contributing 2.9 percentage points annually, according to McKinsey.

Maintaining economic growth and living standards will mean combining more workers for longer periods, increased productivity, and growth in younger populations, the consultancy warns. “Relying on just one or two of these factors will be insufficient,” said Chris Bradley, a senior partner at the firm.

According to the United Nations Population Fund, Central America will experience a gradual but sustained aging process, with 10% of its population over 60 in 2025, a figure that will increase to 10.8% by 2035. This phenomenon reveals a significant transformation: while the total population grows by only 2.7%, the segment of older adults increases by 11.3%.

“The demographic transition shows contrasts between countries like Costa Rica, where older adults already represent 23% of the population, and Guatemala, where it barely reaches 9%. This scenario presents the unusual challenge of simultaneously managing the needs of young and aging populations, for which few social systems are prepared,” said García.

These dynamics create the “Silver Economy,” a term that originated in Japan in the mid-70s to describe this growing market. “In 1960, each person had six children, and today they have only two children on average in Latin America,” noted Layla Vallias, co-founder of Data8 and coordinator of the Tsunami Latam study.

THE SILVER GENERATION REDEFINES BUSINESS

Miriam de Paoli, founder and CEO of No Pausa, warned: “Millennials will age differently due to changes in pensions, families, the inability to save, and the difficulty of buying a home (…) In Latin America, 30 years ago, 12 people worked per retiree; today, between four and six people work. The numbers don’t add up.”

In contrast, life expectancy will increase from 48 years in 1950 to 80 years in 2050, according to the International Finance Corporation (IFC).

What opportunities, products, and services are opening up for this population? “We are facing an unprecedented demographic change: every day, thousands of people aged 60 and over show great energy, health, and renewed aspirations. It’s a window to reinvent oneself, encourage hiring, and redesign pensions based on functional capacity, not just chronological age. This is an expanding market, willing to invest in health, well-being, education, and technology,” said Claudia Toledo, president of HR Gurú Latin America.

In Central America, the Silver Economy opens up business opportunities with high profitability in the health and well-being market for older adults who demand personalized and preventive services, as well as tourism adapted to the needs of this segment, along with entertainment and learning for seniors, a niche with unmet demand, added García.

For the financial sector, he proposed addressing future pension needs and “pushing for early retirement savings, including complementary contributions to encourage participation.” He recommended actively promoting the diversification of income sources for old age through sustainable micro-enterprises, accessible investments, and real estate options that generate passive income.

— news from www.revistaeyn.com

— News Original —
Economía plateada: claves del futuro económico de Centroamérica
Por Claudia Contreras – Estrategia & Negocios

En 2035, Costa Rica tendrá 1,24 millones de personas mayores de 60 años y El Salvador tendrá casi un millón de habitantes mayores de seis décadas. Chile es hoy el país más envejecido de América Latina, y para 2050, el 31,6 % de su población será sexagenaria. Vivimos más y mejor. Para McKinsey Global Institute, las olas demográficas venideras no sólo impactarán el crecimiento del PIB, sino en los mercados laborales, los sistemas de pensiones, la transferencia de la riqueza, el mapa de consumo.
“Costa Rica y El Salvador encabezan el envejecimiento relativo, con incrementos del 33 % y 52 % respectivamente en su población de 60 años entre 2025 y 2035”, analizó Jaime García, Director para Latinoamérica del Índice de Progreso Social. Entre 1997 y 2023, la productividad fue el principal motor de crecimiento detrás del PIB per cápita de Panamá, aportando 2,9% puntos porcentuales anuales, según McKinsey. Mantener el crecimiento económico y estándares de vida significará combinar más trabajadores durante más tiempo, más productividad y un crecimiento en las poblaciones jóvenes, advierte la consultora. “Depender de sólo uno o dos de estos factores será insuficiente”, dijo Chris Bradley, socio senior de la firma. Según el Fondo de Población de Naciones Unidas, Centroamérica experimentará un envejecimiento gradual, pero sostenido, con un 10 % de su población mayor de 60 años en 2025, cifra que aumentará a 10,8 % para 2035. Este fenómeno revela una transformación significativa: mientras la población total crece apenas 2,7 %, el segmento de adultos mayores aumenta 11,3 %. “La transición demográfica muestra contrastes entre países como Costa Rica, donde los adultos mayores ya representan 23 % de la población, y Guatemala, en donde apenas alcanza 9 %. Este escenario plantea el desafío inusual de gestionar simultáneamente las necesidades de poblaciones jóvenes y envejecidas, para el cual pocos sistemas sociales están preparados”, dijo García. Estas dinámicas crean la “Economía Plateada”, un término que nació en Japón a mediados de los 70s para hablar de este mercado creciente. “En 1960, cada persona tenía seis hijos y hoy tienen sólo dos hijos en promedio en Latinoamérica”, apuntó Layla Vallias, cofundadora de Data8 y coordinadora del estudio Tsunami Latam. LOS SILVER REDIBUJAN LOS NEGOCIOS Miriam de Paoli, fundadora y CEO de No Pausa, alertó: “Los millennials van a envejecer de forma distinta por el cambio de las pensiones, de las familias, la incapacidad de ahorro, la dificultad para comprar casa propia (…) En Latinoamérica, hace 30 años trabajaban 12 personas por jubilado, hoy trabajan entre cuatro y seis personas. Los números no cierran”. En contraste, la esperanza de vida pasará de 48 años en 1950 a 80 años en 2050, según la Corporación Financiera Internacional (IFC). ¿Qué oportunidades, productos y servicios se abren para esta población? “Estamos frente a un cambio demográfico sin precedentes: cada día, miles de personas de 60 años y más muestran gran energía, salud y aspiraciones renovadas. Es una ventana para reinventarse e incentivar contrataciones y rediseñar pensiones basadas en capacidad funcional, no sólo edad cronológica. Se trata de un mercado en expansión, dispuesto a invertir en salud, bienestar, educación y tecnología”, apuntó Claudia Toledo, presidenta de HR Gurú Latinoamérica. En Centroamérica, la Economía Plateada abre oportunidades de negocio, con alta rentabilidad en el mercado de salud y bienestar para adultos mayores que demandan servicios personalizados y preventivos, así como turismo adaptado a necesidades de este segmento; al igual que entretenimiento y aprendizaje para mayores, nicho con demanda insatisfecha, aporta García. Para el sector financiero, planteó atender necesidades futuras en pensiones y “empujar el ahorro previsional desde edades tempranas, que incluyan aportes complementarios para incentivar la participación”. Recomendó promover activamente la diversificación de las fuentes de ingreso para la vejez, a través de microemprendimientos sostenibles, inversiones accesibles y opciones inmobiliarias que generen rentas pasivas.

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